San Juan Pablo II y el Rosario

Todos conocemos el inmenso amor que tenía San Juan Pablo II a María. Tanto que llegó a hacerse mundialmente famoso su lema papal: “Totus Tuus” en clara referencia a la entrega total de su vida a la Virgen.Incluso gracias a nuestro santo, el rezo del Rosario se vio enriquecido con los Misterios Luminosos.
Meditemos con San Juan Pablo II y con su Magisterio, los misterios que encierra esta hermosa y poderosa oración. «…Recitar el Rosario, en efecto, es en realidad contemplar con María el rostro de Cristo. Nadie se ha dedicado como María, a la contemplación de Cristo…»“El Rosario es a la vez meditación y súplica. La plegaria insistente a la Madre de Dios se apoya en la confianza de que su materna intercesión lo puede todo ante el corazón del Hijo.”

«El Rosario es mi oración preferida. Oración maravillosa en su sencillez y en su profundidad. En esta oración repetimos muchas veces las palabras que la Virgen María escuchó de boca del ángel y de su prima Isabel. A estas palabras se asocia toda la Iglesia. Se puede decir que el Rosario es, en cierto modo, una oración-comentario del último capítulo de la Constitución «Lumen Gentium» del Vaticano II, capítulo que trata de la admirable presencia de la Madre de Dios en el misterio de Cristo y de la Iglesia. Sobre el fondo de las palabras «Dios te salve, María», pasan ante los ojos del que las reza los principales episodios de la vida de Cristo, con sus misterios gozosos, dolorosos y gloriosos, que nos hacen entrar en comunión con Cristo, podríamos decir, a través del corazón de su Madre.Nuestro corazón puede encerrar en estas decenas del Rosario todos los hechos que componen la vida de cada individuo, de cada familia, de cada nación, de la Iglesia y de la humanidad: los acontecimientos personales y los del prójimo y, de modo particular, de los que más queremos. Así, la sencilla oración del Rosario late al ritmo de la vida humana».
“El Rosario es una escalera para subir al cielo… El Rosario nos proporciona dos alas para elevarnos en la vida espiritual… Es la oración más sencilla a la Virgen, pero la más llena de contenidos bíblicos… Cuando rezamos el Rosario, está la Santísima Virgen rezando con nosotros. En el Rosario hacemos lo que hace María, meditamos en nuestro corazón los Misterios de Cristo”.
