
“Si tuviese que contar el episodio de mi conversión, una sola palabra bastaría: ¡el nombre de María! Este hijo de Abraham, encontró la vida, la gracia y la felicidad en Roma”. Así relata el propio Alfonso T. Ratisbonne, cómo la Santísima Virgen abrió su corazón a la fe católica, únicamente con su presencia. Como diría Ratisbonne tras la aparición de la Inmaculada, “Ella no dijo nada, pero yo lo entendí todo”. El 20 de enero celebrábamos con inmensa alegría la fiesta de la Virgen del Milagro, conmemorando aquella aparición de la Madre de Dios al judío Alfonso T. Ratisbonne, en la Basílica de S. Andrea delle Fratte.
Para la Milicia de la Inmaculada, este santo lugar es de notable importancia. Según fuentes italianas cercanas a esta Basílica, San Maximiliano Kolbe recibió la primera inspiración de fundar la Milicia de la Inmaculada, cuando su maestro, el P. Stefano Ignudi, describió la aparición de la Virgen a Alfonso Ratisbonne, el 20 de enero de 1917. A este hecho hay que sumarle que, ante el altar de la Virgen del Milagro, el P. Kolbe celebró su primera misa, el 29 de abril de 1918. Él mismo lo recuerda en sus escritos: “Hoy, ya que es el aniversario (20 de enero), celebré la santa misa, en el altar donde la Inmaculada se apareció a Ratisbonne. Ahí mismo había celebrado mi primera santa misa” (EK 224, Carta de SMK a la Comunidad de Niepokalanów, Roma, 20-I-1930).
Este año, celebramos el 175º aniversario de esta aparición de la Virgen del Milagro. El pasado 1 de enero, en la Solemnidad de la Madre de Dios, el Papa Francisco pidió que le llevaran la imagen de la Virgen del Milagro que custodia S. Andrea delle Fratte, para orar ante Ella. Al igual que nuestro Santo Padre y tantos santos que han peregrinado a este santo lugar (San Juan Pablo II, San Maximiliano, Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Teresa de Calcuta, el Beato John Henry Newman…) acerquémonos también nosotros a Nuestra Madre Inmaculada. Como hizo aquel 20 de enero con su hijo Alfonso Ratisbonne, bastará únicamente su presencia, su mirada, su sonrisa… para que su gracia entre en nuestro corazón.
Adjuntamos la historia de la conversión de Alfonso T. Ratisbonne, ante la Virgen del Milagro, en la Basílica de S. Andre delle Fratte:
Alfonso Tobie Ratisbonne (1812-1884), abogado, banquero muy rico, judío pero libertino. Despreciaba particularmente a la Iglesia Católica y al clero. Resentía que su hermano Teodoro se había convertido y ordenado sacerdote.
En 1842, Ratisbonne se encontraba en Roma. Allí se encontró con el Barón De Bussiéres, francés converso del protestantismo, hombre devoto y consciente de su responsabilidad de evangelizar. Este le contó de los milagros que estaban ocurriendo por medio de la Medalla Milagrosa. Pero Ratisbonne lo rechazó tildándolo de supersticioso.
El Barón no se dio por vencido y desafió a Ratisbonne a someterse a una simple prueba sobre la eficacia de la medalla. Debía llevarla y rezar el Memorare todos los días. Ratisbonne, ante la insistencia del Barón y para demostrar que nada le iba a persuadir a convertirse, se puso la medalla. El Baron un grupo de amigos se comprometieron a rezar por la conversión de Ratisbonne. Entre ellos, el conde Laferronays, que estaba muy enfermo y ofreció su vida por la conversión del “joven judío”. Ese mismo día entró en la Iglesia y rezó 20 Memorares por esa intención, sufrió un ataque al corazón, recibió los sacramentos y murió.
El día siguiente, el 20 de enero de 1842, el Barón se encontró con Ratisbonne cuando iba a la iglesia de Sant Andrea delle Fratte, cerca de la Plaza de España en Roma, para hacer los arreglos de un funeral. Los dos entraron en la iglesia y Ratisbonne se quedó mirando las obras de arte mientras su amigo estaba en la rectoría. De pronto, el altar dedicado a San Miguel Arcángel se llenó de luz, y se le apareció, majestuosa, la Virgen María, tal como en la imagen de la medalla que llevaba al cuello. El se arrodilló y se convirtió. Mas tarde escribió: «Una fuerza irresistible me llevó hacia ella. Ella me pidió que me arrodillara. Ella no dijo nada pero yo lo entendí todo» Cuando el barón regresó de la rectoría se encontró a su amigo orando de rodillas con gran fervor frente al altar de San Miguel. Ratisbonne entonces le dijo que deseaba confesarse y prepararse para entrar en la Iglesia. El 31 de enero recibió el bautismo, la confirmación y la comunión de manos del Cardenal Patrizi.
La conversión de Ratisbonne fue muy famosa y tuvo gran impacto en una cultura muy influenciada por el racionalismo, que rechaza las realidades espirituales. En 1847 Alfonso Ratisbonne fue ordenado sacerdote jesuita. Su hermano inspirado por su conversión fundó la congregación de “Nuestra Señora del Sión”, con sede en Israel, cuyo carisma es la evangelización del pueblo judío (Romanos 11, 25-26).
El San Miguel del altar del milagro en San Adreas de Fratte ha sido remplazado por una gran pintura de la Virgen según Ratisbonne la describió. (San Miguel fue movido a otro lugar de la misma iglesia) El Papa Juan Pablo II visitó y oró en el altar de la aparición.
Fuente:http://www.corazones.org/maria/ratisbonne_medalla_milagrosa.htm
