“Ella”: El mejor antídoto contra yo

“Ella”: El mejor antídoto contra yo

23 enero, 2017 | Reflexiones sobre la Virgen

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En la festividad de la Inmaculada Concepción del pasado 8 de diciembre tuvimos el gozo de que 80 nuevos mílites españoles se consagraran a la Inmaculada: en Roma, en Granollers y en Murcia. Compartimos con vosotros el precioso y bello testimonio de lo vivido y sentido por uno de ellos en ese dia, en el que entregó total y completamente su vida a La Inmaculada . Que su ejemplo de lo vivido nos sirva a todos para fortalecer nuestra entrega total y completa a La Virgen. ¡ Gracias Joaquín por compartir con nosotros lo vivido y darnos la oportunidad de asomarnos a tu corazón, que ahora está totalmente lleno de Ella !  “ELLA”: EL MEJOR ANTÍDOTO CONTRA “YO”Cuando era muy pequeño tenía claro que era frágil, que no podía avanzar sin apoyarme en la mano que, atenta a mis titubeantes pasos, me acompañaba de manera imperceptible pero constante, y continuaba mi caminar errático, inseguro, pero confiado en que, si caía, esa mano estaba presta a levantarme, a consolarme, a limpiar mis heridas, a desinfectarlas, a enjugar mis lágrimas, a escuchar mis quejas inconexas, infantiles, y a, finalmente, acunarme en su regazo, hasta que me quedaba dormido, reconfortado al oír el latido de su corazón que me transmitía seguridad y alivio.

Conforme crezco, y gracias a esa confianza que mi madre me transmite, voy sintiéndome más seguro y capaz de hacer cosas por mí mismo, y voy siendo más independiente, y rompiendo ese cordón umbilical invisible que aún me liga a ella, que pasa de ser mi apoyo, mi muleta, mi consejera, a ser la pesada que me enseña lo que está bien y lo que no, la que no me deja llegar a la hora que yo quiera, la que me recuerda que debo ordenar mi habitación, servir a los demás en la mesa antes que a mí mismo, estar pendiente de los demás, ser considerado con el prójimo ….” los demás, el prójimo …”.Pero yo, a medida que cumplo años, cada vez sigo menos esos consejos, porque “yo ya soy mayor de edad”, “yo tomo mis decisiones”, “yo no le tengo que dar explicaciones”, “yo sé lo que hago”, y otra serie de determinaciones que tienen a mi querido y admirado “yo” como protagonista. Y sin darme cuenta, “yo” va sustituyendo a “mi mamá”, porque ya soy alguien maduro, adulto, con experiencia, y estoy, en definitiva, encantado de haberme conocido.
Y mi madre va quedando en un rincón de mi vida, con su pesadez, sus manías y su incapacidad para entender los tiempos que vivimos, de los que YO soy un gran experto, por supuesto.
Los errores, los golpes, los accidentes, los desengaños, las frustraciones, el alejamiento de ella, y de los demás, para centrarme en la adoración a mi dios YO, son lo siguiente. Y ella me lo recuerda siempre que le dejo: “los otros. No YO”.
María, la Madre por excelencia, me recuerda que dejar el YO es la única manera de entregarme a la verdadera felicidad. Ella no me sermonea; me da una clase práctica de dejarse hacer, y me pide que haga lo mismo, para ayudarme a abandonar ese YO al que tanto me cuesta renunciar.

El pasado día 8 de diciembre, en el Eremitorio de Nuestra Señora de la Luz, en la sierra que flanquea el sur de la ciudad de Murcia, pedí a María  que me volviera a coger de la mano, que me guiara en mi caminar vacilante, que me consolara y limpiara en mis caídas, y que reforzara ese cordón umbilical que nunca ha dejado de existir con ella, aunque me empeñe en ignorarlo, y hasta en cortarlo. Me cobijo bajo su manto para que ella me proteja y, a cambio, le consagro todo mi ser, todo lo bueno y lo malo que hay en mí.Quiero hacer real el “fiat” que fue el referente de su vida en la Tierra, sin preguntas, sin demanda de explicaciones, sin vehemencia, haciéndose la última la que era la primera, la Bendita entre todas las mujeres.
San Maximiliano Kolbe, el “loco de la Inmaculada”, fue mi inspiración para ello. El se percató muy bien de que no era posible encontrar a Cristo sin antes imitar a Su Madre, en cuya vida YO fue un personaje olvidado, inexistente. Él lo creyó y, sobre todo, lo vivió, y no lo dejó pasar como un discurso con bonitas palabras y violines de fondo: lo hizo carne en su vida.
El Hermano Héctor, con su paciencia y su capacidad para transmitir ese entusiasmo por las enseñanzas del santo polaco, me ayudó a comprender mejor el amor que, contagiado por el de Ella, fue el motor de su vida. Y es justo reconocer que, sin su labor, sin su reflexión y su discernimiento, muchas cosas de las que he aprendido nos hubieran pasado desapercibidas.

Fue inmensa la alegría que la Consagración a la Inmaculada me regaló, la sensación de que  mi vínculo con Ella se hacía más estrecho me puso la carne de gallina,  porque decía en voz alta que quería volver a ser su niño indefenso que sentía en su amparo la verdadera seguridad, que quería hacer real el “Hágase Tu voluntad” del Padre Nuestro. Y para ello, qué mejor que tener como referente a un ser humano (excepcional, pero humano al cabo) que puso todo su empeño en imitar, y en dejarse hacer, por Aquella que es el mejor medio para imitar a nuestro auténtico modelo: Cristo.
Y ahora es cuando empieza lo bueno.» Joaquín MontesinosMílite de la M.I. en España desde el 8 de diciembre de 2016Grupo M.I. Murcia