“Queridísimos hijos, en las dificultades, en las tinieblas, en las debilidades, en los desalientos, acordémonos de que el Paraíso… el Paraíso… se acerca. Cada día que pasa es un día menos de espera. ¡Ánimo, pues! Ella nos espera allí para estrecharnos a su Corazón. Además, no presten oído al diablo, si quisiera hacer creer que el Paraíso existe, pero no para ustedes, ya que, aunque hayan cometido todos los pecados posibles e imaginables, un solo acto de amor perfecto lava todo hasta el punto de que no queda ni una sombra.” (EK 509, p. 1086)
«… en las tinieblas, en las debilidades, en los desalientos, acordémonos de que el Paraíso… el Paraíso… se acerca»

«… en las tinieblas, en las debilidades, en los desalientos, acordémonos de que el Paraíso… el Paraíso… se acerca»
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