(Celda donde mataron a San Maximiliano Kolbe tras ofrecer su vida a cambio de la de padre de familia en el campo de concentración de Auschwitz en 1941)
No luchamos sólo para perfeccionarnos a nosotros mismos, porque bien sabemos que todo es Gracia, luchamos para que cunda el Reino de Cristo en el mundo. Y María es nuestro estandarte; Ella va delante; Ella es la primera, la que adelantó la hora de Cristo, la primera discípula de su Hijo, la que ha vivido la pasión y la gloria en plenitud, en cuerpo y alma… ¡Ruega por nosotros, santa Madre de Dios!
Que nuestra lucha cuaresmal tenga en el horizonte a nuestros hermanos que no conocen ni aman a Cristo, que están en un lío tremendo, porque si nosotros que tenemos las primicias del Amor andamos como andamos… ¡La lucha es a vida o muerte! ¡Cristo es la Vida! No es una broma. No hay tiempo que perder. ¡San Maximiliano Kolbe, intrépido apóstol de Cristo, apoyado siempre en su Madre, «loco» de La Inmaculada, ruega por nosotros!